domingo, 17 de junio de 2012

Un caso de Fibromialgia


Hace poco asistí a un seminario sobre un caso clínico de fibromialgia en ISEP. Acudí para ofrecerle a mi experiencia subjetiva los datos o visión de una experta en el tema. Tengo la suerte de no padecer esta enfermedad aunque sí vivirla de cerca como un gran muro que distorsiona emociones y realidades.
La psicóloga experta podía generalizar varios puntos clave a un sinfín de casos que llevaba en un hospital de Barcelona. Algunos de estos puntos clave eran:


-Acontecimiento vivido como traumático, en la mayoría de casos durante la infancia.

            -Un egocentrismo basado en el dolor físico y psicológico subjetivo. Entiéndase la palabra egocéntrica sin connotación negativa o como juicio de valor, sino como una visión que tiene el paciente de su vida como distorsionada y centrada en su propio dolor, que le impide salir de ese círculo vicioso.


     -Distorsiones cognitivas y emocionales de la realidad. Perciben el mundo a través del filtro del dolor continuo y muchas veces insoportable, lo que acaba en una interpretación errónea o muy distante de la realidad o de lo que la mayoría perciben.

     -Patologías asociadas como depresión, insomnio, agorafobia, trastorno por ansiedad…

    - Vivencias repetitivas de errores en diagnósticos médicos, tanto en el diagnóstico de la enfermedad, como posteriormente cuando surgen otras complicaciones y la medicina lo achaca todo a la misma fibromialgia. Arrastrando el paciente posibles y reales lesiones que agravan su estado físico y psicológico.

     - Sentimientos de frustración e incomprensión por parte del paciente y la misma familia, que no comprenden la enfermedad y no disponen de herramientas ni recursos para saber tratarla.

Pero mi duda seguía ahí: ¿se trata de una enfermedad que se genera a nivel biológico afectando después a nivel emocional?. ¿O bien a partir de un acontecimiento traumático no gestionado, no superado, se somatiza a través de esta enfermedad?, ¿se retroalimentan el uno al otro?.
Una cosa sí dejó clara la psicóloga. Aunque se habían encontrado ciertas alteraciones químicas, en sangre, tejidos, células, etc… no había pruebas que demostraran el origen o la causa de esta enfermedad. ¿Por qué no entonces dejar la química para los médicos y centrarnos en lo que sí puede ofrecer cambio en la calidad de vida de estos pacientes, como  el tratamiento psicológico?.
¿Cómo podría ayudar a estos enfermos la teatroterapia?. De entrada las personas con fibromialgia tienen una necesidad constante de verbalizar y expresar su malestar. Es posible que la teatroterapia pudiera ofrecerles estrategias y recursos para expresar este malestar de otras maneras, o incluso canalizarlo y transformarlo en otra cosa. La necesidad incesante de explicar el dolor que sienten no hace sino cargar al cerebro de mensajes negativos que estoy segura condicionan la no mejoría de la persona. 
¿Podríamos canalizar esa expresión del dolor mediante alguna expresión más creativa como el dibujo, la escultura o el teatro?. ¿Sería posible materializar el dolor y hacerle mantener una charla con la persona?. ¿Y a través de la expresión corporal, teatralizar el dolor, y usarlo como objeto o cómo sujeto?. ¿Conseguiríamos de esta manera tenerlo y controlarlo en nuestras manos al menos durante un rato?. ¿Serviría de algo el apoyo de un grupo terapéutico para ayudar a darle cara y ojos a ese dolor?.  ¿Podrían revivir la experiencia traumática desde fuera como observadores?. ¿Sería la teatroterapia una manera de ayudarles a encontrar nuevas herramientas, estrategias y recursos para sobrellevar mejor el dolor, para sentirse más comprendidas y hacerse comprender por familiares y amigos?. ¿Se podría conseguir aligerar alguna sintomatología o al menos gestionar el dolor de otra forma?.
En fin, se abren múltiples posibilidades al pensar como podría ayudar la teatroterapia a estas personas. Y yo abro mi mente y mis posibilidades para quizá plantearlo, materializarlo y llevarlo a cabo.

Por Mª Carmen Pedrosa

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