jueves, 28 de junio de 2012

Fibromialgia y Fatiga Crónica, …la enfermedad del cuerpo y del alma


“Con paso lento y fatigoso, entra en la consulta del médico y se sienta en esa silla que ya conoce, pues no es la primera vez. Tampoco es el primer médico a quien acude por lo mismo, ha recorrido más de diez…
- Doctor, me duele todo. Me han hecho muchas pruebas y me dicen que no tengo nada, pero… me siento muy enferma.
El Doctor revisa las analíticas, las radiografías y las resonancias y, efectivamente, no detectan nada fuera de lo “normal”.
Esta vez, el Doctor se levanta y se dispone a explorarla.
            - ¿Duele aquí?
            - Uy, sí!
            - ¿Y aquí?
            - También, también…
No sólo le duelen los famosos dieciocho puntos. Le duelen treinta, o cincuenta, o quizá cien. No le ha dicho al Doctor que también tiene una gran fatiga, y ardores de estómago, y migrañas frecuentes, y fluctuaciones de la temperatura corporal, y ansiedad e insomnio, y ánimo deprimido… Le ha dicho que le duele el cuerpo, pero no le ha dicho… ¡que le duele la vida!
            - Señora, usted tiene Fibromialgia.
¡Por fin hay diagnóstico!, y la mujer casi se alegra. Así, con su etiqueta pegada en la frente, quizá alguien la crea…, su familia, sus amistades, sus compañeros de trabajo y quizá también su jefe. Luego, irá a la farmacia a comprar uno de esos grandes pastilleros, donde irá colocando todas y cada una de las píldoras que van a recetarle y que se irá tomando obedientemente, al principio con fe, luego con migajas de esperanza y, al cabo de un tiempo, sólo por fastidiosa rutina…
Pasaran los días, pasaran los años… El dolor seguirá siendo su más fiel compañero.” 


“Fibromialgia” (FM), etimológicamente sólo significa “dolor muscular”. Pero el dolor muscular no es una enfermedad, es sólo un síntoma, al igual que la fatiga, que el dolor de cabeza, que los ardores de estómago, o el insomnio, o la apatía… Sólo son síntomas que en esos casos confluyen en una misma persona y configuran un cuadro patológico que define esa “enfermedad”. Si predomina la fatiga y perdura en el tiempo, se habla de “Síndrome de Fatiga crónica” (SFC). ¡Qué más da! Sólo son nombres para etiquetar ese síndrome aún tan desconocido. Las pruebas diagnósticas de las que disponemos, se resisten a salir de los patrones de la más absoluta normalidad. Se ha estudiado la fibra muscular con las técnicas más sofisticadas, se sigue yendo a la caza y captura de hipotéticos virus que nunca son específicos ni determinantes, se investiga ese gen que quizá predispone pero que no presenta tampoco una relación clara y directa con la enfermedad… ¿Cuál es, pues, la causa? El interrogante sigue suspendido en el aire… Todos los avances científicos y técnicos no alcanzan para explicar el origen.  
 Sin embargo, sí se pueden observar algunos cambios certeros que se producen en el cuerpo de los afectados y que parten de la activación del Sistema Nervioso Vegetativo. Esos impulsos nerviosos llegan hasta el Sistema Límbico del cerebro y, consecuentemente, se desencadenan una serie de secreciones hormonales en cascada a través del Eje hipotálamo-hipófiso-adrenal que afectarán a todo el organismo.  
 Estas reacciones son la respuesta a una señal de alarma indeterminada y tienen la misión de preparar el cuerpo para defenderse de un “peligro”. Sin embargo, si el peligro persiste (si no se ha corregido la causa), este sistema de defensa se agota y compromete al sistema inmunitario.  
 Algunas de las consecuencias que se producen en las personas afectadas de FM/FC son las siguientes:
- Aumento de la secreción y acumulación de Ácido láctico en las células musculares, lo cual da lugar al dolor muscular.
- Contractura del músculo del cuero cabelludo, la cual produce dolor de cabeza.
- Las mitocondrias (productoras de energía) de las células musculares se agotan, lo cual da lugar a fatiga.
- El hipocampo, que forma parte del cerebro emocional y que se encarga de almacenar la memoria a corto plazo y de regular el estado de sueño-vigilia, entre otras funciones, empieza a estar comprometido, dando lugar a una disminución de la capacidad de concentración y memoria y alteraciones del sueño (habitualmente interrumpido). La falta de descanso retroalimenta la afectación de la memoria.
- Se alteran también las áreas termorreguladores del hipocampo, lo que conlleva la fluctuación de la temperatura del cuerpo.
- La quiebra del sistema inmunológico puede dar lugar a infecciones recurrentes.
- La activación del Sistema Nervioso Vegetativo puede alterar la tensión arterial y dar lugar a mareos.
- La afectación del Sistema Nervioso Parasimpático intestinal, produce el aumento de las contracciones intestinales y, con frecuencia, da lugar al llamado colon irritable.
- Mayor producción de ácidos gástricos que pueden producir náuseas, gastritis e incluso llegar a producir una úlcera. Colaboran en este proceso la gran cantidad de antiinflamatorios que los pacientes toman.
- El sistema de activación reticular (situado en el tronco encefálico) amplifica las señales, dando lugar a una hipersensibilidad al ruido y a la luz.
- El miedo, la sensación de incapacidad y de impotencia ante la persistencia de los síntomas, da lugar a la angustia. Se le suma la incomprensión del entorno y, con frecuencia, los pacientes terminan en la desesperación y en la soledad. Esta presión no hace más que incrementar los síntomas (como una señal  de alarma), produciéndose un espiral de retroalimentación negativa.
- Emocionalmente, el paciente va cayendo en un estado depresivo, creado por la mente o inteligencia racional, para encubrir los sentimientos incómodos que no se pueden afrontar.
Se cierra aquí un aburrido ciclo de dolor, de agotamiento y de incapacidad.  
La Medicina tradicional y las Medicinas alternativas sólo consiguen paliar algunos de los síntomas, pero la enfermedad persiste. Y es que, la afectación de la persona con FM/SFC tiene implicaciones mucho más allá del cuerpo físico, pues también están comprometidas sus creencias mentales, su vida emocional y su entorno social. Por lo tanto, me atrevo a decir que sólo se puede conseguir la curación o mejora con una visión ampliada que integre la globalidad de la persona.  
Durante mis veinte años de ejercicio de la Medicina, he tenido ocasión de ver muchas personas afectas de FM/SFC y me sorprendía al leer tan repetitivamente la palabra “normal” en los resultados de las pruebas diagnósticas frente al profundo sufrimiento que afligía a los pacientes. Me informé, leí, estudié..., pero sobretodo observé... Dediqué mucho tiempo a la observación silenciosa de esas personas que no podían sostener su cuerpo y, apenas, su vida.  
Pronto me di cuenta que, en todos ellos (la mayor parte eran mujeres), se repetían unos patrones de personalidad muy similares. Así, lejos de la imagen de debilidad que nos transmite una persona afectada de FM/SFC, vi la historia de personas que durante toda su vida se habían mostrado realmente fuertes y que habían empujado el carro de toda la familia y de su trabajo con gran maestría. Habían cubierto las necesidades de todos los que las rodearon, habían curado las heridas de todos y habían cargado con las cargas de todos. Pero… habían cometido un grave error: Se habían olvidado de sí mismas. Nunca se preguntaron acerca de sus propias necesidades ni de sus deseos, nunca dedicaron algo de tiempo a curar sus propias heridas, nunca se plantearon la carga que podían soportar sus hombros y fueron cargando más y más… El nivel de estrés de sus vidas había sido elevadísimo, aunque bien tolerado durante años, hasta que un día… su cuerpo, agotado, dijo ¡basta!   
A menudo, este momento llega cuando el entorno está ya bajo control y cuando menos requiere de la persona. Quizá sea entonces la primera vez que ella se permite mirarse en un espejo y… casi no se reconoce. La imagen que el espejo le devuelve es la de un cuerpo lleno de heridas que nunca atendió y que siguen sangrando… y una mochila enorme cargada en su espalda. Sí, a menudo esa es la historia del Dolor (múltiples heridas abiertas) y de la Fatiga (el peso de una mochila enorme que ya no la deja caminar). Hoy, mi trabajo con pacientes con FM/SFC consiste en rascar las heridas hasta que cicatrizan y revisar el contenido de las mochilas hasta que la persona se desprende de los lastres que arrastra y que le corresponden.   
El camino hacia la curación no es fácil ni gratuito. En todos los casos, es necesario un gran esfuerzo de autoconocimiento para llevar a la consciencia todas aquellas partes de cada uno que han permanecido en la oscuridad. Primero ver, luego reconocer y después aceptar. Las creencias mentales deberán cuestionarse, las emociones deberán expresarse y, sin duda, se deberá actuar en consecuencia. Sólo desde la consciencia uno puede obtener la libertad necesaria para decidir los próximos pasos de su camino. Pero tampoco ser libre es fácil, pues implica asumir toda la responsabilidad, la responsabilidad de su propia vida. Sólo así, tendrá la oportunidad de construir el futuro deseado. 

“Sóis vuestros propios pinceles y vuestros colores. Pintad el paraíso y entrad en él.” Kazantzakis
 Montse Jordà.

No hay comentarios:

Publicar un comentario